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Diego Rivera es el Muralismo

  • Foto del escritor: Alicia Pellegrini
    Alicia Pellegrini
  • 13 may 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 may 2020


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Diego Rivera pintando el Cárcamo de Dolores.

Si bien había visitado distintos escenarios de la pintura de Rivera, fue a través de nuestros paseos, que llegué a dimensionar lo grande y espectacular que es la obra de este maestro mexicano.


Para recorrerla cronológicamente, iniciamos en San Ildefonso, donde la obra La Creación encanta en el anfiteatro Simón Bolívar. A pedido de Vasconcelos, luego de la Revolución, Diego regresa de Europa, para llenar los muros públicos de color y mexicanidad. Este fue el primer mural que pintó.


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Mural Secretaría de Educación Publica.

Lupe Marín, será su musa y mujer. Quedará retratada junto a otras mujeres, entre las que destaca la Poesía en el cuerpo de Nahui Olin, así como la flora y fauna que lo inspiró en un viaje realizado al Istmo de Tehuantepec.


De ahí seguimos a los murales de la Secretaria de Educación Pública, donde pintó el Patio de las Fiestas y el Trabajo. Tradiciones y costumbres de su pueblo que quedaran plasmadas, obra de un Diego, pintor, que a esa altura cobraba por metro cuadrado.


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"Epopeya del Pueblo Mexicano", Palacio Nacional.

El tercer nivel, ya encontrará a un Diego más politizado, donde Frida remplazará a la musa Lupe. Una Frida en armas, de camisa roja, con Mella y Modotti, retratados bajo el corrido a Zapata.


En la escalera de ese mismo edificio, asoma un autorretrato, sobre una fotografía tomada por Weston, de un Diego con sombrero y con ojos saltones, que da la bienvenida a los visitantes.


Como estamos en el centro histórico, continuamos a la escalera principal del Palacio Nacional, con la Epopeya del Pueblo Mexicano. Extranjeros y locales se juntan cada día para disfrutar de los héroes y personajes que hicieron la historia de México.



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''El Hombre Controlador del Universo''

Quetzalcóatl, la conquista, la independencia, Juárez y las leyes de Reforma, la invasión francesa, el fusilamiento de Maximiliano, el Porfiriato y la inolvidable gran Tenochtitlan y su ciudad gemela Tlatelolco.


Por Madero salimos a La Alameda, y ahí nos cruzamos, El Hombre Controlador del Universo. Será en el Palacio de Bellas Artes, donde encuentre el espacio para pintar su frustrado mural destinado a Rockefeller.


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"Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", Museo Mural Diego Rivera, 1947.

Siguiente parada, El Museo Mural, donde la Catrina posa con el gran Guadalupe Posada y a un Diego niño, rodeados por personajes conocidos y anónimos, un domingo en la Alameda Central.


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Casa Estudio de Diego Rivera, San Ángel.

Pasar por la casa de San Ángel, nos acerca a la intimidad de su estudio, donde retrató a sus musas, realizó su obra de caballete y atesoró su colección de piezas prehispánicas, que serán luego conservadas en el museo que construyó para tal fin.


Anahuacalli, el Cárcamo de Dolores y el mural del Estadio Olímpico, es la etapa de un Diego que trabaja la piedra volcánica.





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Teatro Insurgentes.

Recorrer estos muros, la Casa Azul, la Casa Estudio, el Dolores Olmedo o pasar simplemente por Insurgentes Sur para apreciar la fachada del Teatro Insurgentes, les dará la certeza del increíble trabajo de este obrero del pincel, que tanto legado dejó a su pueblo.


Diego es el muralismo y junto a Orozco y Siqueiros fueron uno de los equipos más importantes de México al mundo.



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